M.'. M.'.. R.'. L.'. S.'. "Prof. José Ma. Sánchez G." No. 61
Or.’. de Ciudad Victoria, Tamaulipas, México.
Es la Masonería no solamente un conjunto de símbolos, de simbolismos y de alegorías cuyas enseñanzas morales, espirituales y filosóficas dejan una profunda impronta en quien se adentra en sus misterios y pretende desvelarlos.
Maestra en grado sumo, su sistema de enseñanza y aprendizaje, sin embargo, no es regido por un método en particular, y sí más bien incentiva entre sus miembros el deseo estimulante, gratificante y, por lo mismo, ineludible de tener la certeza de que día con día, circunstancia tras circunstancia, las aristas del tosco pedrusco se trastocan en una representación cada vez con mucho mejor forma, con irradiante belleza, resultado todo ello de su esperanza y constancia que impregna en sus pensamientos y en sus actos.
Sus misterios, sus enseñanzas y las prácticas que de aquéllas derivan, no únicamente despiertan entre los PProf.’. las ideas más osadas e increíbles acerca de la Sociedad de los Masones, sino que –y he aquí uno de los pilares que la sostiene– a los Obreros de la Luz reúne, los congrega, los envuelve en un manto sacro, pero sobre todo los hermana, cosa ésta que, por sí misma, dice mucho.
Y cuando se alude a este verbo por lo demás noble, el verbo hermanar, sus interpretaciones son elocuentes: unir, armonizar, sentir empatía, tener sentimiento de amor y cariño por y hacia otro miembro que, igual que aquél, obra como le dicta el corazón.
De tal manera, aquel H.’. que se halla en desgracia encuentra el más dulcificante de los remedios solamente con emitir una palabra, una expresión, con hacer un signo con los que ofrezca luz respecto de su condición de Masón.
Cito un ejemplo que, a la vez, está registrado en los anales de la historia masónica:
“Entre los aliados indios más estrechos del Ejército británico durante la Guerra (de Independencia de los EUA) estaban los mohawk, dirigidos por su famoso jefe Joseph Brant. La hermana de Brant, antes del conflicto se había casado con sir William Johnson, Gran Maestre provincial de Nueva York (...). Durante una visita realizada a Londres en 1776, Brant fue iniciado como masón. Ese mismo año, durante la frustrada invasión colonial a Canadá, un tal capitán McKinstry fue hecho prisionero por algunos miembros de la tribu de Brant, atado a un árbol y rodeado de leña seca que los indios se dispusieron a encender. Cuando McKinstry hizo un ‘llamado masónico’, Brant lo reconoció y ordenó que le dejasen en libertad. Más tarde, fue devuelto a una Logia británica instalada en Québec y repatriado a Inglaterra.”*
Por otro lado, queda por demás demostrado que en las LLog.’. se hallan hombres de diferentes condiciones sociales; con distintos credos religiosos; con diferentes empatías políticas; con heterogeneidad de concepciones respecto del mundo y de su evolución... Sin embargo, nuestros TTempl.’. proveen de un estatus de Igualdad, de Fraternidad y de Libertad como, me atrevo a decir, en pocos lugares existe.
Por lo que se ha dicho, estos benévolos sentimientos que se tienen por y hacia los HH.’. que forman la gran Cadena de la Unión trascienden estos Santuarios, esos espacios destinados a la práctica de la Virtud, de la Sabiduría y de la Belleza, para asimilar y poner en marcha el amor fraterno entre el resto del género humano.
Que así sea.
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